Te estoy mirando. Temblaba tu voz, acaso solo por esta vez fueras tú y esa máscara de fortaleza, esa seguridad tras la que te ocultas a punto estuvo de caer. Apenas si las palabras salían de tí, la emoción de todo un largo pasado, de un incierto futuro se agolpaban en un confuso presente escapándose la emoción y el sentimiento antes incluso de haber sido.
Te estoy mirando y como ayer hoy solo quiero:
...tu mirada sobre mí,
en mi mano tu mano,
tus brazos en mi espalda,
nuestros dedos cruzados,
tu cara sobre mi pelo,
esa presión de tus palmas
...¡ !
...tu mirada sobre mí,
en mi mano tu mano,
tus brazos en mi espalda,
nuestros dedos cruzados,
tu cara sobre mi pelo,
esa presión de tus palmas
...¡ !
Te estoy mirando en esta una de tus últimas estadías. Barrunto que vienen días grises, tiempos de nada en que duele todo y el único consuelo será ese de perfumar el futuro con el pasado, esperar a encontrarnos muy de tarde en tarde cara a cara para luego no tener nada que decirnos.
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