4/9/10

El llanto de Minerva





Ay! qué ingenua manera de engañar al corazón al disfrazar el sentimiento de sombras y olvidos, de nostalgias y tiempo.
Pasan los días arañando soledades y tristezas, despierta la conciencia y, enmudece en medio de enormes espacios de nostalgias y pesadas rutinas. Las lágrimas resbalan al apenas poder ya atrapar aquellas imágenes que un día fueron. Van dilatándose los silencios, el olvido se acerca y es entonces cuando ella necesita escapar de la realidad para ahogarse en su pozo de sueños a la vez que se dice a sí misma"¿A qué implorar ya? No hay tiempo. Es tarde", pero lo hace con la idea de convencerse a sí misma y abandonar el mar inmenso por donde sus ilusiones navegan, ahora a la deriva, y, arrancarse de una vez el sentir que desde hace tiempo la atenaza, a la vez debe buscar un sitio para las penas y ese no lo halla ni en el crepúsculo que la envuelve convertido en cuna de añoranzas inventadas. Ya no hay senderos, las sombras se volatilizan en una permanente pugna por alcanzar su libertad y no saben que tras ellas van los sueños y los deseos de un corazón desbocado y sólo. El cielo se rompe, cae a pedazos pero tú ya lo sobrevolaste.

-de Cuando casi te alcanzo te escapaste-

2 comentarios:

Trini dijo...

Si no tuviésemos la capacidad de disfrazar al corazón, a ratos, moririamos de ausencia.

Un abrazo

Anónimo dijo...

¡que curioso! resulta que el tal Glauco era hijo de Poseidon y de la Nayada Nais, en la isla de Eubea devino inmortal, se enamoro de Scila, ya sabes la alternativa a Caribdis. Todo tan relacionado con el mar.
Este verano he estado en Scila y en Eubea.
Aunque yo creo que lo mas normal es la acepcion del color verde claro, concretamente de los ojos glaucos.
Por cierto, enhorabuena por esa pagina a la que volvere como entomologo que quisiera estudiar las palabras expresadas.
Marcel